La otra conquista: cuando la serpiente devoró al águila
- Manuel Appendini
- 16 ago 2017
- 5 Min. de lectura
El nido está vacío. El aire pesado. En Asientos uno puede “saborear” el metal. En la zona minera del norte del país a las águilas les hacen vomitar el plomo que han consumido; en Aguascalientes la pérdida de uno de los siete nidos alojados en el cerro de Altamira parece apenas el comienzo de una debacle ambiental causada por la Minera Frisco, propiedad del magnate mexicano Carlos Slim Helú.

Gustavo Quintero Díaz, biólogo de la Secretaría de Medio Ambiente del Gobierno Estatal y jefe del Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces en Aguascalientes, dice que cuando han ingerido demasiado plomo, a las águilas hay que lavarles el estómago. Atraparlas es una odisea: sus garras pueden romper en pedazos un hueso, o traspasarlo. Las intuban y las hacen vomitar hasta que sacan la mayor cantidad de plomo posible: así son las águilas reales en nuestros días.
Los depredadores existen, y en México están cargados de minerales como oro, plata, zinc y otros. El biólogo asegura que no sólo las del norte, sino todas las águilas en México llevan consigo un tanto de plomo como consecuencia de la contaminación que las minas vierten sobre aguas, plantas y animales. Pero además del plomo, el saqueo de minerales tiene otro costo: la destrucción del hábitat natural de las águilas.
Este año, Minera Frisco inició con los trabajos de ampliación para crear un complejo minero entre los municipios de Asientos y Tepezalá. Ese permiso –entre otras desventajas– lleva consigo la eliminación del nido número 5, denominado así por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en el documento de aprobación para la expansión de la mina, en poder de Newsweek Aguascalientes.
Desaparecer un nido no es problema menor. El águila real (Aquila Chrysaetos, por su nombre científico), símbolo del emblema nacional mexicano fue declarada especie en extinción en 2016. Datos obtenidos por transparencia, solicitados a la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) en ese año, señalan que en nuestro país existían sólo 119 parejas de águilas reales con igual número de nidos activos, asentadas en 10 entidades de la república, todas con actividad minera.

Frisco, el único vigilante
De entre las dificultades para determinar los daños contra las águilas reales, está la negativa de Frisco para que las autoridades realicen diferentes labores de vigilancia.
En 2014, funcionarios de Conanp solicitaron a la empresa permiso para entrar a sus terrenos a colocar un transmisor satelital a un águila joven, pero trabajadores de la minera no les permitieron ingresar.
“Es un transmisor que se les coloca a las águilas para poder ver y determinar sus movimientos; se les coloca generalmente a los juveniles para ver hacia donde van, es como una mochilita que va en su espalda y dos veces al día mandan los registros de hacia dónde vuelan.
“Existen seis transmisores a lo largo del país, es una muestra pequeña pero importante. Los transmisores están en Baja California, Chihuahua, Zacatecas, Guanajuato y Aguascalientes. Hemos tenido águilas reales que se van a dar paseos a Estados Unidos y regresan”, contó Ismael Cruz, biólogo de la Conanp especializado en especies prioritarias y águilas reales.
En 2013, la Secretaría de Medio Ambiente Estatal en coordinación con la Fundación Carlos Slim y Fundación Telmex anunciaron un programa integral de conservación de esa especie en Aguascalientes, pero no existe información pública sobre las actividades que han realizado.
Por ello, los organismos públicos dedicados a la conservación del medio ambiente y en particular de las águilas que se encuentran dentro de los terrenos de la mina, no cuentan con datos sobre su permanencia en ese lugar, salvo los que Frisco ha ofrecido.
“Yo quisiera saber qué es lo que han hecho, nosotros les pedimos el reporte y hasta la fecha no lo tenemos. Mandaron un reporte en donde registraban un polluelo de águila, y luego dos, pero luego ya sólo había uno otra vez. Nosotros creemos que en realidad sí están afectando la cantidad de especies con las que se están alimentado, un recurso del cual depende el águila real”, dijo Cruz.
“Nuestras respuestas a Semarnat es decirles que junto con la pérdida del hábitat, viene la pérdida de recursos, pérdida de especies presa, contaminación por los lixiviados de la mina, posible intoxicación de las presas y a su vez posible intoxicación del águila si se come esas presas intoxicadas. Se le fue desglosando, inclusive se le dieron datos y cifras a nivel internacional, pero eso no es público, es interno, el reporte lo tiene la delegación federal de Semarnat en Aguascalientes. Se pierde el nido y no hay nada que se pueda hacer para resarcir el daño”, agregó.
El documento de aprobación para la creación del Recinto Minero Unidad El Porvenir emitido en julio del 2016, cita estudios realizados –a solicitud de la mina– por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional trabajados de 2011 a 2015, en los que se detalla que “en la subprovincia fisiográfica Llanura de Ojuelos-Aguascalientes (ubicada entre los estados de Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco y Zacatecas) existen 20 áreas geográficas con alta probabilidad de albergar sitios de anidación de águila real, reportándose un total de seis parejas establecidas en igual número de territorios de anidación ocupados y 14 nidos de la especie”. Los terrenos de expansión de la mina también se encuentran dentro de dicha llanura, así como en Zacatecas.
Dentro de esa zona de anidación de águila real, otro estudio realizado también por la mina y denominado Programa Integral de Monitoreo de Águila 2014-2015, señala que el lugar con mayor presión por cambio de uso de suelo y presencia de industria extractiva es el Cerro de Altamira, hogar de seis nidos de águila real y el cual está siendo ya destruido en parte para extraer minerales.

Testigos de la devastación
Dispuestas a cazar algún manjar probablemente contaminado para sus picos desgarradores, las águilas disfrutan de un banquete lleno de plomo y otros metales.
De acuerdo con el Manual para el Educador Ambiental (Semarnat, 2005), el águila real se alimenta comúnmente de “liebres, conejos, ardillas de tierra, perros llaneros, zorras, una gran variedad de aves como gansos y guajolotes, algunos reptiles y otras rapaces que incluyen miembros de su propia especie”.
En los estudios presentados ante la Secretaría, la minera detectó al menos seis especies de reptiles (ranas lagartijas y serpientes), 53 especies de aves y 13 especies de mamíferos, entre ellas zorra gris, coyote, ardillón, liebre y conejos cuyo hábitat será afectado y contaminado durante el proyecto de expansión.
Pobladores de Asientos y trabajadores del recinto minero afirman que frecuentemente los animales beben agua de la presa de lixiviados (degradación de la materia orgánica). Además de estar al aire libre y al alcance de los animales, el agua se desborda de la presa cuando llueve y escurre hacia cultivos y terrenos aledaños al de la mina.
“Mi esposo trae fotos donde están unas torcacitas muertas y él ha sacado fotos de animales que están muertos a la orilla de la presa. Se están muriendo a causa de la contaminación. Encontraron una (águila) en los alambres de la luz, allá en la mina. De lejos ve mejor que de cerca y allí cayó una, hace menos de un año. La tierra del arroyo cambió su color. Se ve opaca de todo el concentrado que trae el agua cuando llueve. De hecho, nosotros sí queremos que llueva, pero a la vez no porque van a bajar contaminantes”, dijo en entrevista la esposa de un trabajador de El Porvenir, cuyos datos no se publicarán debido al riesgo que corre de perder su empleo.
Además del águila real, el estudio realizado por la mina reconoce la afectación al menos 0 especies catalogadas como amenazadas y sujetas a protección especial según la NOM-059-Semarnat-2010.
El presupuesto de este año para todas las especies protegidas en México, que son 376, fue de 117 millones de pesos, un logro considerando que en 2007 no se destinaba ningún recurso para este concepto, apuntó Ismael Cruz. Aunque muchas especies aún siguen siendo amenazadas por actividades humanas como la minería.
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