La magia de Asientos: convertir el oro en nada
- Manuel Appendini
- 16 ago 2017
- 8 Min. de lectura

Para Grupo Frisco, Asientos sí que ha sido un pueblo mágico.
Solo en el primer trimestre de 2017, la empresa del mexicano más rico reportó utilidades netas por 1,980 millones de pesos: lo equivalente a 14 veces el presupuesto del ayuntamiento de ese municipio para todo el año.
Y salvo por la restauración del ex convento del Señor del Tepozán -la edificación religiosa más antigua en el estado de Aguascalientes, ubicada a unos 300 metros de la mina Santa Francisca-, la compañía no ha retribuido a la población lo que ha ganado al explotar su suelo, contaminar su agua y su aire y afectar su salud.
La magia del dinero
La situación económica de Carlos Slim Helú nunca había estado peor. En 2017 salió del Top 5 de los hombres más ricos del mundo y se colocó en el sexto puesto. El ranking, que la revista Forbes elabora anualmente desde hace tres décadas, lo tuvo en dos ocasiones como el hombre más rico del mundo.
A pesar de la caída, las condiciones de vida de Slim no se parecen ni de cerca a las de los habitantes de Asientos y Tepezalá. Son diametralmente opuestas: 67 de cada 100 personas en Asientos viven en pobreza moderada; 8 de cada 100 padecen pobreza extrema. En Tepezalá, 58 de cada 100 son pobres y 6 de cada 100 viven en condiciones de pobreza extrema. Esas cifras son peores de lo que eran un año antes.

*Elaboración propia, con datos de los Informes Anuales de Resultados disponibles en minerafrisco.com.mx y del Informe Anual de Pobreza Extrema y Rezago Social de Sedesol. **ND: No disponibles
A Darío* le pasa algo similar a lo que atraviesa el dueño de Frisco. Aunque en Asientos no hay una lista de ‘los más pobres del pueblo’, él tuvo que endeudarse para comprarle a su hija el uniforme de la escolta, distinción que la niña se ganó por sus buenas calificaciones en la escuela.
“A mi niña la metieron a la escolta y, pues el puro uniforme me sale en 1,800 pesos. Los zapatos son 600 pesos… y, pues, ¿cómo decirle que no? Se lo ganó, pero pues uno tiene que conseguir para eso (...) Sí le consigo, pero andamos por aquí y por allá endrogados”, cuenta.
Darío gana 260 pesos por jornadas de 12 horas y, como parte de su trabajo, todos los días se expone al contacto con sustancias peligrosas como el plomo y el cianuro. Para comprar el atuendo completo de su hija, su familia habría tenido que dejar de hacer cualquier otro gasto, incluido el de alimentación, durante casi una semana y media.
Casi el 32 por ciento de la población de Asientos tiene carencia por acceso a la alimentación. En el caso de Tepezalá, poco menos del 20 por ciento está en la misma condición, según el más reciente Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social, publicado por Sedesol en 2015.
Al igual que Darío, otros mineros, ex mineros y pobladores de Asientos se quejan de que la mayoría de los empleos que genera Frisco -y también los mejor pagados- se le dan a personas que vienen de otros estados con vocación minera: Chihuahua, Sonora, Zacatecas, entre otros.
“La mayoría de los trabajadores (de la mina) son de fuera; de otros estados, incluso, y muy poco personal, lo que sería el personal de jornales es el que es de los alrededores del municipio de Asientos. Es una poca cantidad de lo que es la cabecera municipal”, admitió el presidente municipal Lorenzo Martín Carrillo en entrevista.
Su respuesta es poco menos escueta que la de su administración a las solicitudes de acceso a la información realizadas por Edgar Dávila. El ayuntamiento le dice que desconoce cuántas personas originarias del municipio y sus comunidades trabajan para Minera Frisco.
Martín Carrillo, quien tomó posesión del cargo en enero de 2017, reconoce la falta de interés de la empresa en conectar con la población a la que inevitablemente impacta con su actividad, pero se muestra desautorizado frente a la situación.
Los mineros y ex mineros entrevistados calculan que los sueldos para los trabajadores locales no llegan a 2 mil pesos semanales, mientras que a los foráneos se les pagan hasta 7 mil pesos por semana, durante el tiempo que duran sus contratos. Además, aseguran, se les procuran servicios de vivienda, limpieza y alimentación.
Una muestra de esos beneficios se aprecia en una fonda ubicada a un costado de la Presidencia Municipal. En un cuaderno, las dependientes del lugar registran los consumos de los trabajadores, que la mina les paga periódicamente.
Por eso, nativos de Asientos con experiencia en minería, como José y Antonio, han optado por contratarse para minas en otros estados. Aunque eso significa que la mitad del año estarán lejos de casa, también implica que regresarán con el doble del dinero que obtendrían ganarían si se quedaran en Asientos.
“Anda más gente de fuera, la mera verdad, y les pagan mejor y hacemos el mismo trabajo. Entonces, yo por eso me salí. No porque sea huevón, no porque sea esto. A mí me gusta chambear, pero también me gusta ganar dinero; entonces, sí hacemos el mismo trabajo, ¿por qué nos van a pagar menos?”, cuestiona José, quien ha trabajado sobre todo en Chihuahua.


Condiciones laborales tan oscuras como el túnel de una mina
En mayo de 2016, mineros de Asientos emplazaron a huelga a la empresa de Carlos Slim. Estaban inconformes con los 2 mil pesos que les repartieron de utilidades correspondientes a principios de 2016.
“Lo más que yo he agarrado son 45 mil pesos” de utilidades, recuerda Darío.
“Ya de ahí pa’bajo y pa’bajo y pa’bajo. Ya no sé este año por qué no nos hayan dado. Sí nos dieron, pero igual poquito. De utilidades fueron 6 mil pesos y ya que un bono y no sé qué, llegó a 28 (mil). Pero todavía de esos 28 te quitan 8 mil, 9 mil pesos de impuesto y, para el trabajo que hace uno…”, reclama el minero, que a pesar de su juventud asegura que ya vivió suficiente.
La primera huelga de la que se tiene noticia desde que Minera Frisco adquirió las unidades de Asientos y Tepezalá apareció el 21 de mayo de 2008, en la versión digital del diario Reforma. Santa Francisca tenía apenas unos meses de haber reiniciado operaciones, cuando los mineros fueron a paro en reclamo de una jornada laboral 8 horas y no de 12. La minera se había comprometido a reducir esas horas ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Entrevistados por separado, Darío, José, Antonio y Carmen, una gestora social de Asientos, aseguran que aquel conflicto fue sofocado de forma violenta por autoridades locales de Aguascalientes.
Otra de las quejas de quienes trabajan o han trabajado en Santa Francisca y El Porvenir es que la mayoría de los trabajadores trabaja sin seguridad social. El informe de Sedesol de 2015 identificó que la falta de esta prestación era la principal carencia en estos municipios mineros: el 78 por ciento de la población de Asientos y casi 71 por ciento de la de Tepezalá carecía de ella.
Los testimonios recabados apuntan a que la empresa sí da la prestación a sus empleados y, particularmente, les brinda los equipos de seguridad necesarios para sus tareas. Sin embargo, quienes han laborado bajo tierra aseguran que las condiciones de la mina dificultan su uso mientras trabajan.
“No es seguro porque no se ve casi nada. Es vapor, es humo, es polvo… En esta mina de Santa Francisca. En otras minas que hemos andado hay mucha seguridad. (Luz) casi no hay; ventilación casi no hay. En otras minas hay hasta pavimento, como en Fresnillo. Yo anduve trabajando ahí en minas de Fresnillo y qué chulada de minas”, asegura José.
“Te sientes ahogar (...) Lentes, no; los puedes usar acá afuera, pero adentro no. Como andas fatigado del trabajo, pues resuellas bien rápido. Si lo traes puesto (el cubrebocas), los lentes se te empañan y mejor se los quita uno, para poder respirar bien.
Mario ha sido contratista de Frisco y otras mineras en otros estados del país. Con base en esa experiencia, valora las medidas de seguridad que Santa Francisca y Provenir ofrecen a sus empleados.
“Las tienen implementadas. Que las cumplan es otra cosa (...) Aquí, llega uno y a los que están en superficie, pues sí los traen así porque son los que se ven. Y yo siempre se los he dicho y se los he dicho en su cara: la seguridad no se hace en la oficina, se hace en el lugar”, evalúa el contratista.
Fondo minero, un socavón sin fondo
Para mitigar los efectos de la presencia de explotación en los municipios donde hay minas, en 2014 se creó el Fondo para el Desarrollo Regional Sustentable del Estado y los Municipios Mineros.
Según documentos públicos de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), que lo administra, su objetivo es “elevar la calidad de vida de los habitantes en las zonas de extracción minera”. Pero no parece dar resultado.
“Estas ganancias que se obtienen por la venta, la producción, la extracción, en realidad no sabemos en dónde quedan, en qué parte de la cadena de valor o de suministro están quedando. Porque, en realidad, lo que está llegando a las finanzas públicas es menos del 1 por ciento; la contribución que hace el sector minero en su conjunto. Y por otro lado, tampoco a las comunidades y municipios mineros, donde encontramos que siguen prevaleciendo condiciones de pobreza a lo largo del tiempo”, sostiene en entrevista telefónica Beatriz Olivera, investigadora de Fundar y una de las coordinadoras del “Anuario 2016. Las actividades extractivas en México: Estado Actual”.
Minera Frisco llegó a Asientos en 2008. A pesar de ello, en Asientos y Tepezalá no solo había incrementado la pobreza, sino que los municipios mantenían, hasta 2015, dos de los índices de ingreso más bajos en la entidad. También estaban entre los municipios con menos oportunidades de acceso a la educación y a la salud, según el último Índice de Desarrollo Humano Municipal (IDH) calculado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El Fondo Minero se integra con el 80 por ciento de los recursos que el gobierno federal recauda de las empresas mineras a través de tres derechos: especial, adicional y extraordinario. En función de la aportación de los estados y municipios a la producción minera nacional, la Secretaría de Economía (SE) determina cómo se repartirá ese porcentaje y la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu) aprueba los proyectos de infraestructura propuestos por estados y municipios mineros.
Los datos más recientes de la Secretaría de Economía estiman que la producción minero-metalúrgica de Aguascalientes aporta el 0.80 por ciento de la producción nacional. Solo en 2015, el valor de producción de la minera del estado fue de casi 4 mil 100 millones de pesos, equivale a casi una cuarta parte del presupuesto anual del gobierno del estado.
Entre 2014 y 2015, Aguascalientes recibió 36.3 millones de pesos del Fondo Minero para el gobierno estatal y los municipios mineros. Hasta ahora, solo se han ejercido 17.2 millones de los 18.2 que se autorizaron para Asientos y Tepezalá en 2014, mientras que para 2015 se autorizaron 18.09 millones y los proyectos de inversión están en fase de aprobación en un comité regional.
Martín Carrillo prevé destinar todo el recurso a pavimentación, una unidad deportiva y otras obras en la cabecera municipal.
“Estamos canalizándolo todo a la cabecera porque creemos que es de justicia social dotar de beneficios, que es algo que se regresa (...) Es una compensación a esa explotación que se tiene y que, bueno, yo sé que no se compensa en la misma medida del daño, pero algo puede pensarse que puede traer beneficio en lo que es la obra pública”, justificó.
El presidente municipal asegura que los empresarios mineros insisten en desaparecer ese fondo, que desde su creación representa el pago de más impuestos a su producción.
“Tuve la oportunidad de estar en un taller con el Banco Interamericano para el Desarrollo, en el cual se hacían los análisis en torno al funcionamiento de las minas, el rescate de algunas buenas o malas prácticas de trabajo de la actividad minera. En ese espacio se discutía, precisamente, lo del fondo minero. En las mesas participaban los empresarios, quienes a capa y espada defienden que el fondo minero debe desaparecer (...) Desde mi punto de vista, no debe desaparecer el fondo minero porque es un fondo que ayuda a dotar de servicios y obras a los municipios de origen minero”, defendió.

* Los nombres de los entrevistados se cambiaron para proteger su identidad, a petición de ellos mismos.
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